Los hambrientos (Brotes de olivo)

Mi boca no ha probado el pan, ni mis ojos vieron la sonrisa.
Mi corazón se retuerce de soledad, nunca nadie lo acompañó.

Tengo hambre de luz y sosiego, de la vida y sentir mi destino,
de abandonar mi cochambre y notar que este hambre pasó.

¡Padre, sáciame este hambre! Con gran ansía lo espero de ti.
No dejes vacía mi alma que de hambrienta no puede vivir.

"Hambre y sed que rozó la locura, la sintió mi Hijo en la cruz.
Yo lo sacié con mi vida y, con él, la comerás tú".