La vela del día se apaga, las sombras cubren la tierra,
el pájaro ya no canta, la liebre va a su cueva.

Las hojas ya no susurran, y el viento ya se ha echado,
toda la tierra descansa, el día ha terminado.

Y con ellos juntos vamos, al descanso, la acampada.
El trabajo se interrumpe, ya volveremos mañana.

Ahora sólo contará lo que yo puse a este día:
la unidad y el compartir, la tristeza o la alegría.

La tienda ya me recibe como madre a su chiquillo,
y al meterme en sus entrañas, sólo pienso en mis amigos.

Y en los padres que dejé muy lejos de la acampada.
Para ellos yo tendré mi mejor acción de gracias.