Vente a la montaña (Brotes de olivo)

Vente a la montaña que allí está el Señor, seguro has de verlo muy cerca de ti,
en el árbol seco, en la jara en flor. ¡Vente a la montaña que allí está el Señor!

Vente a la montaña, vente a la montaña, que allí está el Señor.

Vas a ver a Cristo al sentir el calor y al llegar la noche tú has de tiritar.
El frío de la sierra te va a hacer palpar el amargo frío que hay en tu interior.

Pero tus amigos y los que no son van a darte imagen de quien es amor.
No lo dudes caminante amigo: ¡Vente a la montaña que allí está el Señor!

Cuando lo descubras con sed y dolor, sabrás de ese Cristo que nadie te habló.
Tu vida será como una punta de lanza y no habrá lugar donde no hables de Dios.