Al cielo miré una mañana y vi suaves las nubes al pasar Curioso pregunté a mi padre si aquellas eran las ropas de Jehová.
No, mi querido niño, no. No son las ropas de Dios. Su ropaje sólo es esperanza, amor y fe.
Quítale frío tú, mi bien, y él te abrigará después.