Magnificat (Brotes de olivo)

En la casa de José se preparan las cosas para ir de viaje.
María deja su casa para visitar a su prima Isabel.

Atravesando montañas, camina buscando a su prima encinta;
en casa de Zacarías, María saluda a su prima Isabel.

El seno de aquella anciana saltó de alegría, se hizo grande en él:
"Bendita tú eres entre todas la mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Señor".

Y dice María con suave rubor, abriendo su boca, cantando al Señor:

"Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se goza en Dios, mi Salvador,
porque ha mirado la humilde condición de su sierva.
Y desde ahora me llamarán 'bienaventurada' todas las generaciones.
Haciendo grandes cosas el Omnipotente,
Santo es su nombre en toda generación.
Ha derribado de sus tronos a los poderosos,
poniendo en ellos a los humildes, dándoles riquezas,
y a los ricos las manos vacías.
Gloria a los humildes por todos lo siglos de los siglos".