La piscina probática (Brotes de olivo)

Un ángel del cielo bajaba a diario a Jerusalén,
a la Puerta de las Ovejas, sólo para hacer el bien.

Cerca había una piscina, los Pórticos de Betesda,
y hasta ella acudían los que de mal se aquejan.

La piscina sólo cura quien a ella va por Dios,
ya sea ángel, ya sea hombre, yendo siempre con amor.

Enfermos, ciegos y cojos esperaban aquel ángel,
que agitaba aquellas aguas para que su mal curase.

Mas había un tullido muchos años esperando,
por no tener ningún hombre que le echase una mano.

Dícele Jesús al tullido: "Toma tu cama y camina",
Y, elevando el cuerpo el enfermo, se alejó de la piscina.

Cuántos hombres en el mundo, a otros están esperando,
que les tienda una mano, que por ellos nada hago.