Gustad y ved qué bueno es el Señor (salmo 102)

Gustad y ved qué bueno es el Señor;
dichoso el que se acoge a Él. (bis)

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su Santo Nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
Él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.

El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos.
El Señor es compasivo y bondadoso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestras culpas
ni nos paga según nuestros pecados.

Como se eleva el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente amor por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles,
porque Él conoce nuestra masa,
y se acuerda de que somos barro.

El hombre dura lo que la hierba
y florece como flor del campo,
que el viento la roza y ya no existe,
su terreno no volverá a verla.
Pero el amor del Señor dura siempre,
su justicia de hijos a nietos:
para aquellos que guardan su alianza
y recitan y cumplen sus mandatos.