Hijo (Verbum Dei)

Hijo, ¿por qué vives sólo? 
¡Cuánto tiempo he esperado 
para oír tu voz! 
Hijo, te tengo siempre en mente, 
está grabado en mi palma tu nombre, 
no te puedo olvidar.

Y por mucho que vas buscando 
y aun negando que soy tu Padre, 
tú siempre eres hijo para mí.

Hijo, te he visto sin sentido, 
viviendo un vacío total, 
mendigando amor. 
Hijo, no puedes ser tan ciego 
y olvidar que eres precioso para mí, 
hasta dar por ti mi vida.

Y por mucho que vas buscando 
y aun negando que soy tu Padre, 
tú siempre eres hijo para mí.

Sólo quiero que en mi corazón 
me reconozcas como Padre. 
Tan sólo quiero oír de tus labios 
una palabra: Padre, Padre, Padre, Padre.

Hijo, ¿tú crees que Dios puede llorar? 
Pues estoy llorando ahora 
con sólo verte aquí. 
Hijo, está preparada tu fiesta, 
desde el día en que te di la vida 
era para ser feliz.

Y por mucho que vas buscando 
y aun negando que soy tu Padre, 
tú siempre eres hijo para mí. (bis)